Fracturas y Epifisiolisis del Húmero Proximal en adolescentes: ¿Qué es lo tolerado? Una serie de casos
Resumen
Las fracturas de húmero proximal comprenden aproximadamente 0,5 a 2% de todas las fracturas y alrededor de 14% de las fracturas del miembro superior en la población pediátrica.
Es sabido que la placa fisaria proximal del húmero posee una potente capacidad de remodelado en pacientes con cartílagos de crecimiento abiertos. Esto es debido a que aproximadamente un 80% del crecimiento longitudinal de este hueso provenga de la fisis del húmero proximal.
Tradicionalmente éste tipo de fracturas suelen ser manejadas mediante el tratamiento conservador y se espera que den resultados satisfactorios con buen rango de movilidad y logrando el remodelado completo.
A la hora de clasificar estas fracturas, se sigue utilizando el sistema de clasificación de Salter y Harris, siendo el tipo I más frecuente en menores de 5 años, y el tipo II y las fracturas metafisarias en mayores de 11 años . Neer y Horowitz evalúan el desplazamiento de la fractura en relación a la diáfisis, considerándose el grado 3 y 4 como severamente desplazadas. Es en estos tipos de fractura en los que actualmente, no existe un consenso claro en la bibliografía en pacientes con edades cercanas al cierre fisario, quienes no poseen el mismo potencial de remodelación que a edades menores. Presentamos la siguiente serie de casos de pacientes con edades cercanas al cierre fisario tratados con reducción anatómica para comparar nuestros resultados con la bibliografía más actualizada.
Se realizo un estudio descriptivo de tipo serie de casos, retrospectivo en pacientes con fractura de húmero proximal desplazadas.
Se trataron un total de 24 pacientes pediátricos con fracturas desplazadas entre los años 2014 y 2023, 19 pacientes de sexo masculino y 5 pacientes de sexo femenino. Las edades de los mismos estuvieron entre los 12 a 16 años (promedio 14,1).
En cuanto a los patrones de fractura, obtuvimos 16 metafisarias proximales y 8 fracturas Salter Harris II; según su desplazamiento, 18 fueron clasificadas como Neer 3 y 6 fueron clasificadas como Neer 4.
En todos los pacientes se realizó una reducción cerrada en quirófano para posterior fijación con osteodesis, siendo efectiva en 15 pacientes. En los 9 pacientes restantes, se realizó una reducción abierta mediante abordajes deltopectoral o lateral transdeltoideo.
Todos los pacientes fueron evaluados radiográficamente durante 3 semanas, no constatándose pérdidas de la reducción. No se presentaron complicaciones descriptas en la bibliografía. Se evaluó la consolidacíon y a los 21 dias se retiraron las clavijas.
Posteriormente, se realizó un protocolo de rehabilitación temprana. A los 12 meses fueron evaluados con el score PASS en donde tuvimos excelentes resultados en cuanto a la funcionalidad del hombro. No presentamos pacientes con dificultades para realizar actividades deportivas, y con gran satisfacción posterior al procedimiento quirúrgico.
El cierre fisario se produce entre los 14 a 17 años en las niñas y entre los 16 a 18 años en los niños. Es por eso que las fracturas del húmero proximal en adolescentes suponen un desafío al respecto de las indicaciones quirúrgicas, debido a que la gran capacidad de remodelación es edad dependiente. La gran mayoría de los trabajos publicados, incluyen muestras numerosas con fracturas no desplazadas o con desplazamientos mínimos, y poca cantidad de pacientes con edades cercanas al cierre fisario.
Nuestro trabajo se suma a la creciente bibliografía que defiende que no todas las fracturas del humero proximal en población pediátrica deben manejarse de manera conservadora. Creemos que, en niños mayores a 12 años, con angulaciones mayores a 30% o desplazamientos de más del 50%, debemos realizar una reducción anatómica y a cielo cerrado. La reducción abierta está reservada para los casos en donde la reducción cerrada no es posible.